lunes, 16 de mayo de 2011

Aquel Carpintero...

Érase una vez un carpintero...
Hombre flaco, bastante alto, bien despeinado y de trapos sueltos.
Humilde amigo que despertaba un inconmensurable apego.
Trajinaba los caminos de la mano de su pueblo,
Conquistando ciudades sin necesidad de odios ni pleitos...
 
Trabajaba duro este carpintero...
Desde changuito nomás ya vivía en su elemento,
Rebelándose al orden para visitar a los hambrientos.
Andando mucho por la playa, entre piedras, arena y viento.
Para dar conciencia a los olvidados, el subsuelo de aquel tiempo.
 
Y era bien rebelde el carpintero...
Junto con sus nuevos aliados, los marginados de ese pueblo,
Los feos, los malos, los sucios... los enfermos, los sin remedio.
Sembrando amor y flores... desafiando todo estamento.
Haciendo revoluciones, de frente y con rodillas al suelo.
 
Cuánta sabiduría emanaba el carpintero...
Hablando de la dignidad merecida por los indefensos
De la abundancia de una vida de paz, solidaridad y respeto
Preparando guerreros de luz que construyesen el cielo,
en realidades cercanas con necesidad de salud y consuelo.
 
EL CARPINTERO BUSCABA CORAZONES QUE ARDIESEN COMO FUEGO!
 
Y fue por esto que se llevaron al carpintero...
Traición y dinero... la maquinaria en marcha... el poder del imperio.
Son los que nunca faltan, los detractores de lo bueno.
Lo torturaron pero no lo detuvieron...
Lo escarmentaron pero no lo vencieron...
Cayó su sangre, mas esta fecundó el suelo
Y ni la mismísima muerte pudo poner cadenas a su revolución...
a su ser ETERNO.
 
Y hoy se lo sigue viendo a este carpintero...
En la gente que ama sin esperar nada de vuelto...
En los gobiernos que defienden la dignidad de sus pueblos...
En los que hoy sirvieron en un merendero y lo hicieron en silencio.
En las almas dolidas que buscan consuelo...
En los que te dicen "gracias" porque conocen tu esfuerzo.
En los que clavan madera para los que no tienen techo...
En los que hacen sonreír a los que la vida dejó maltrechos...
 
Yo lo vi hoy al muchacho del madero...
Cuando el río se conjugó con el cielo
Y las estrellas fueron sinfonía de alegría
En la amistad del hombre y el universo.
Lo infinito perfeccionado en un sentimiento,
Lo eterno enmarcado en el deseo del nuevo tiempo
De que el AMOR revolucione las entrañas de nuestros credos,
Con el martillo y la palabra de aquel humilde carpintero.


GGK. 8/3/11

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